Un correcto mantenimiento del tejado incluye al menos una revisión al año
Realizar una revisión del tejado al año es una medida muy aconsejable ya que con esa revisión nos aseguramos de que no existan grietas o tejas rotas. Es fundamental que el tejado se encuentre buen estado, sobre todo para evitar goteras y/o filtraciones hacia el interior de la vivienda y también evitar que una teja suelta pueda caer sobre alguien o romper algo.
la falta de mantenimiento de los tejados tiene estos principales riesgos: por un lado, la rotura de una teja y, por otro, formación de grietas.
Para saber si hay alguna teja suelta, puede bastar con una revisión visual: por lo general, las que no están fijadas al techo aparecen rotas, desplazadas o torcidas. Para una mayor seguridad, se aconseja examinar el tejado con detenimiento para comprobar que no hay piezas sueltas. El segundo problema, la formación de grietas, está relacionado con el primero, puesto que, si una teja se rompe, se desplaza o se cae, el hueco que deja dará lugar a una grieta. Sin embargo, no hace falta que ocurra eso con una teja para que se forme una grieta: esta puede deberse solo a la acción de hongos o a una mala impermeabilización.
Tanto la formación de grietas como la rotura o desplazamiento de grietas pueden deberse a la acción de condiciones climáticas adversas (tormentas, nieve, lluvias torrenciales) durante un tiempo prolongado. Otros factores como que no reciba mucho sol serán más propensos a la acción de hongos y bacterias. Es decir, hay muchos elementos que afectan el estado del tejado.
CONSEJOS
- Revisar una vez al año el estado del tejado. Lo idóneo es que un experto en mantenimiento de techos también efectúe una revisión en un plazo inferior de cinco años.
• Procurar que no haya ramas de árboles cerca del techo.
• Examinar, además de las tejas, si hay en la chimenea, conductos de ventilación, la buhardilla, claraboyas y tragaluces.
• Limpiar las tejas de suciedad, sino también de nidos de pájaros, arañas, insectos y hongos.
• Quitar todas las hojas caídas de los árboles que se acumulen en los canalones de desagüe, sobre todo en otoño y principios del invierno.
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